domingo, 14 de junio de 2009

MARIA MOLINS


Maria Molins es algo así como mi consiglieri, mi mano derecha, en todo lo referido a los estudios, y le estoy muy agradecido por ello. Yo soy bastante torpe, y si en algún momento me surge una duda o un apuro, ella me saca de las brasas.
¡Eh! Pero yo también intento ayudar y respaldar en todo lo posible, ahora no os penséis que soy un vago caradura!

Pero lo que quiero contar es del otro día, viernes, antes de uno de nuestros exámenes más importantes, Medios II, repleto conceptos, nombres de empresas americanas, datos de audiencias y curvas de efectividad, en un temario laberíntico. Ella me confesó que le dolía el ojo izquierdo, le dolía como un demonio. Yo pensé que se refería a una inflamación, pero ella lo definió como "noto como si tuviese cristales por detrás del ojo".
¡Cristales!! ¡Y detrás del ojo, ahí, dentro de la cuenca! Ugh... menuda cabronada, no? ¿Qué coño se estaría cocinando en esa cueva?! Y la posibilidad de que realmente hubiesen unos cristales ahí, que se hubiesen colado mientras ella dormía, yo qué sé... Unos cristales muy pequeñitos, de los que ya no te preocupas de barrer porque ni pisándolos te harán daño, pero que, como todo lo raro que se nos cuela en el cuerpo, se perciben como algo gigantesco que convierten tu ojo en el suelo de una discoteca.
Yo me quedé... bueno, me mareé un poco, ¿me entendéis? No le dije nada para no preocuparla, pero le saqué una foto. Fue mi manera de superarlo.

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