martes, 21 de abril de 2009
Un chico joven que corre muy fuerte. Al tío lo han jodido bien previamente (una llamada que se alarga demasiado, un despiste al dejarse el currículum en casa, etc) y va con el tiempo justo para coger ese último metro que llega puntual a una entrevista laboral que pinta importante, puede que la definitiva.
El chico ya todo sudado ve cómo el tren entra en el andén, que está sólo a unos seis metros de él, pero todavía tiene que superar a un grupo muy feliz de ancianas bien vestidasque obturan la máquina de validación del pase. El pobre está tan nervioso que se plantea ser maleducado, apartarlas a gritos y golpes. No, no... ¡pero es que joder! ¡que ya están entrando los últimos pasajeros, ya están empezando a pitar las puertas!
Y nada, que lo pierde. En sus morros, después de correr tanto, por las putas viejas que cada vez ríen más convencidas.
Y dice eso, lo gime, "joder, putas viejas!". Con la camisa por dentro, sudado, el chico ve que acaba de perder los cinco minutos que marcarían la diferencia. Ahora sólo puede llegar tarde, hacer el ridículo y volver a la casilla de salida. Por eso se permite insultar un poco a ese grupo, a las viejas que vuelven de merendar y le han jodido la vida.
El drama es que ellas lo entienden todo y eso les divierte incluso más. Menudo recochineo que se llevan las muy desagradables. Cualquiera diría que son un atajo de malas personas, pero mientras el chico se aleja dándoles la espalda, humillado, derrotado, una de ellas le grita divertida TRANQUILO HOMBRE, SI AL FINAL NO HAY NADA!
Uf, menuda colleja final, eh! El chico ganaría contra ellas en un juicio, pero no puede negar que le han dado un consejo que cambia por completo la perspectiva del asunto. No se refieren a al final del día, o al final de la línea de metro, o a cualquier chorrada palpable, no. Ellas hablan desde el final de la vida, ellas ya han pasado por todo ese ajetreo absurdo, la educación, la puntualidad, los currículums, y pueden decir que al final no hay nada... y contentas!
Las muy cerdas, menudas meriendas nihilistas se pegan. La gente mayor, menudo cáncer para los engranajes de Occidente!
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jjajajajaajajajaj.....buena lección de estrés. las viejas siempre sonríen satisfechas x haber llegado dnd lo han hecho. xo las muy perracas andan lento y eso siempre irrita a todos!!!!!ups, perdone yaya, q la he pisado...no pasa re noi,,,si em moro dimecres.
ResponderEliminarla puta. la puta arruga.
Muy lúcido, sí.
ResponderEliminarEn mi ciudad todas esas señoras mayores de pañal y chocha opusina vienen del mismo sitio, no han envejecido sino que las producen así, salen del huevo con arruga y todo. Nacen en el sótano de un local dominado por arcanos franquistas que nunca está en el mismo lugar dos veces.
Ese local se llama Viena Capellanes. Dicen que venden bollos, bollos que huelen a laca, anís en bolitas.
o joder eso es la puta mejor cosa k emos leido en las ultimas , en los ultimos , hoy. pero joder bueno de verda"d"
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